Celebramos estos días, nuestra familia Fotogramas, la aparición del número 2000 de la que ha sido, es y será la mejor revista de cine que se ha hecho en España. Lo de familia no es una metáfora: soy más o menos la tieta del director actual, Tony Ulled Nadal, la hermana de sus padres Elisenda y Jesús (y de Jaume Figueras, de paso: otro pariente, clan de sangre cinéfila, el nuestro). Fui también, durante unos años, segunta mitad de los 60 y primera de los 70, una de las personas que la hacían.
Celebro el 2000 con amor pero sin nostalgia, porque lo que tuve fue muy bueno, pero lo que tengo tampoco está mal.
Contagiada por el amor al cine que desprende el joven Toni, y a la salida de un programa de radio en el que hemos participado los dos, he ido al fnac de L’Illa, a por músicas y, de paso, me he dejado tentar por un libro irremediable, brutal, hermosamente cinéfilo y glamuroso (dos términos que Fotogramas puso de moda).
«Los tesoros de Audrey Hepburn» es un libro gordo y caro, que me he regalado porque este año no estuve por Sant Jordi en Barcelona, ni visitaré el Retiro por la Feria en curso. Muchos de vosotros seguro que lo conocéis, pero como yo vivía e Beirut hasta ahora, y allí no había llegado, pues he tenido el placer de descubrirlo. Está lleno de pijadas y fetiches, de copias de certificados, de fotos familiares. Tal como promete su subtítulo: «Fotografías y recuerdos de una vida llena de estilo y determinación».
A mí Audrey Hepburn me emocionaba y sigue haciéndolo. En películas, en fotos. Su simple recuerdo. Era digna. Era elegante. Era buena. Despertaba en mí sentimientos muy dulces. Creo que los suscitaba en mucha gente, que su éxito se debió en gran parte a la limpieza de su mirada, a la confianza que inspiraba su sonrisa.
Estos días he recordado una anécdota. Hace años, con motivo de su cumple, Jaume Figueras ofreció a sus amigos la proyección de una película de Billy Wilder que, por entonces, resultaba difícil de conseguir, por uno de esos líos entre producción y distribución… La peli era Love in the afternoon (1957), que en España se estrenó como Ariane.
En la butaca vecina a mí se sentó Toni, por entonces un crío. Cuando terminó la proyección, nos miramos. Los dos llorábamos.
Ya digo, una vida en el cine da mucho de sí.
El número 2000 de Fotogramas más que leerlo, lo he devorado!!! Una gran revista, ojala disfrutemos de ella muchos años. Me encanta Audrey! Un beso. Bea
Quien pudiera estar entre los brazos de Audrey o en los de Katharine Hepburn, me fascinan. Aunque vea sus pelis de vez en cuando siempre descubro algo nuevo en ellas. Dos bellas mujeres y bueniiiisimas actrices. Un abrazo
Yo tambien me encuentro entre los fans de Audrey y de Katherine Hempburn, y de Usted, Sr. Torres: aunque no suelo guardar recortes de periódico ni revistas viejas, todavía conservo el maravilloso artículo que publicó en El País con motivo de la muerte de Audrie Hepburn. Siempre que lo releo no puedo reprimir mis lágrimas. Un abrazo desde Munich.
Siempre que veo su foto recuerdo a Anne Frank. Audrey Hepburn
quedó impresionada al leer el Diario de Anne Frank. Se reconocia en
él. Impresiona leer como relata esa sensación.
Maruja!!!!!!!
Acabo de leer este post!
Ya sabes que tu sobrino es fanático de la Hepburn.
Pero también de lo que escribes.
Genial blog.
Te mando un fuerte beso!!!!
Y un placer ir contigo a hablar por la radio!
Toni
Anoche escuché el podcast de esta entrevista y he recordado un viejo sueño, trabajar en el archivo fotográfico de Fotogramas!
Yo también tuve la suerte de ver «Ariane» (la única copia que circulaba por Barcelona por problemas de distribucion / exhibicion) en un cineforum de domingo por la mañana organizado por el programa de radio La Claqueta… Forever Audrey (imprescindible la biografia de Barry Paris) y lo bien que me hace sentir tras verla en cualquier film!!!
Hola Maruja! no sé si leerás este mensaje porque seguramente recibas muchos y no tengas tiempo, pero llevo días queriéndote dar las GRACIAS por las bellas palabras que has dedicado a mi querida Audrey Hepburn (no sólo una actriz excepcional, sino también una persona irrepetible) en el artículo «Llorar de Audrey» y especialmente tras su injusto 53º puesto de la lista «100 actores que marcaron su vida»: mi indignación ante ello se vio compensada por tu maravilloso artículo; actrices como Audrey no hay ninguna ni habrá, y probablemente periodistas como tú, tampoco; muchas gracias de nuevo.