Creo que el problema puede surgir en la forma, tiempo y condiciones del trabajo en sí mismo que tenga que realizar el menor en una película. Una vez hecho esto, si merece un premio creo que concedérselo puede ser un acicate para darle la seguridad de que lo que hace, lo hace bien y motivación para seguir en ello. Otra cosa es que todo esto no se valore antes de meter al chaval/a en semejante profesión. Es, básicamente, el entorno en el que se eduque y se mueva el que puede perjudicar su desarrollo, más que el premio en sí.
Luna lunera 23 junio, 2011 en 11:26
yo sugeriría un el Goya Joven (para edades entre 0 y 17). Siempre me ha parecido un premio extraño, como si no compitieran en igualdad de condiciones o como si el buen hacer se tratara de una casualidad que hay que demostrar con el tiempo y otros trabajos. Bien, igual lo mío también es una gilipollez. 🙂
Txomin Goitibera 23 junio, 2011 en 12:13
Más peligroso para la infancia es llevar los niños a la catequesis y nadie lo cuestiona.
CBT 23 junio, 2011 en 19:23
Enrique González Macho me cae bien, y sus argumentos tendrá para aceptar tales complejidades: porque puestos a psicoanalizar el tema, puede derivar en varios planteamientos y sacársele mucha punta a todo ese mundo del Arte (…). Si David Trueba, que también me cae bien, pone sus teclas en esa cuestión, será porque algo no le cuadra en esa vertiente. No tengo claro que postura tomar, pero considero que tiene su interés y que traerá cola.
Raúl Fernández Justo 23 junio, 2011 en 22:25
¿Cual es el argumento para que los menores de 16 no compitan por el Goya? Si Shirley Temple levantara la cabeza…Reconocer un trabajo bien hecho con un premio es,a priori,lo que está en discusión…¿Se protege al menor al no darle opción a recibir ese reconocimiento?Creo que algo no me cuadra aquí…
Luna 23 junio, 2011 en 23:30
Confio bastante en el criterio de David Trueba y no solo porque escriba tan bien. Me convencen sus argumentos. Yo también los tengo pero no estoy a su altura para desplegarlos aquí ; suscribo todo lo que piensa en este artículo. Sin embargo me viene a la memoria nuestra infancia y lo «desprotegidos» que éramos y resulta que hemos afrontado la juventud y la madurez con un notable por lo menos…. ¿O no, Maruja?.
A mi todos me caen también muy bien pero estoy de acuerdo totalmente con esa medida, o como se llame. A los niños hay que darle amor, mucho amor, todo el amor del mundo, no premios. Lo amplío en general y no sólo al cine.
Creo que el problema puede surgir en la forma, tiempo y condiciones del trabajo en sí mismo que tenga que realizar el menor en una película. Una vez hecho esto, si merece un premio creo que concedérselo puede ser un acicate para darle la seguridad de que lo que hace, lo hace bien y motivación para seguir en ello.
Otra cosa es que todo esto no se valore antes de meter al chaval/a en semejante profesión. Es, básicamente, el entorno en el que se eduque y se mueva el que puede perjudicar su desarrollo, más que el premio en sí.
yo sugeriría un el Goya Joven (para edades entre 0 y 17). Siempre me ha parecido un premio extraño, como si no compitieran en igualdad de condiciones o como si el buen hacer se tratara de una casualidad que hay que demostrar con el tiempo y otros trabajos. Bien, igual lo mío también es una gilipollez. 🙂
Más peligroso para la infancia es llevar los niños a la catequesis y nadie lo cuestiona.
Enrique González Macho me cae bien, y sus argumentos tendrá para aceptar tales complejidades: porque puestos a psicoanalizar el tema, puede derivar en varios planteamientos y sacársele mucha punta a todo ese mundo del Arte (…). Si David Trueba, que también me cae bien, pone sus teclas en esa cuestión, será porque algo no le cuadra en esa vertiente. No tengo claro que postura tomar, pero considero que tiene su interés y que traerá cola.
¿Cual es el argumento para que los menores de 16 no compitan por el Goya? Si Shirley Temple levantara la cabeza…Reconocer un trabajo bien hecho con un premio es,a priori,lo que está en discusión…¿Se protege al menor al no darle opción a recibir ese reconocimiento?Creo que algo no me cuadra aquí…
Confio bastante en el criterio de David Trueba y no solo porque escriba tan bien. Me convencen sus argumentos. Yo también los tengo pero no estoy a su altura para desplegarlos aquí ; suscribo todo lo que piensa en este artículo.
Sin embargo me viene a la memoria nuestra infancia y lo «desprotegidos» que éramos y resulta que hemos afrontado la juventud y la madurez con un notable por lo menos…. ¿O no, Maruja?.
Agrego el comentario de hoy de Carlos Boyero sobre el tema en cuestión -Éste me cae más que bien-.
http://www.elpais.com/articulo/cine/talento/tiene/edad/elpepuculcin/20110624elpepicin_2/Tes
A mi todos me caen también muy bien pero estoy de acuerdo totalmente con esa medida, o como se llame. A los niños hay que darle amor, mucho amor, todo el amor del mundo, no premios. Lo amplío en general y no sólo al cine.