A este pájaro le seguí yo en un par de campañas electorales en Galicia, para Cambio16. Y debo decir que la impresión profunda que me dejó, más allá de las anécdotas, del temperamento, de la verborrea, en lo más profundo de él: ERA UN CACIQUE. Por eso gobernó durante tantos años. La gente se le acercaba, sobre todo la población más mayor y más rural, y le pedía alumbrado para su calle, asfaltado, y cosas así. Como si fuera un dios. Es decir, un cacique, repito.
Sobre Fraga Iribarne
8 Comments
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Es que muchos pensaban que era un Dios, y él también
Por fin ,ya estaba harto de tanto incienso derramado sobre este prepotente y pedante sujeto.
Otros adjetivos que le he dedicado estando vivo me los callo .
Fraga; yo sólo podía verlo como el último fósil del franquismo(nada de «figura de la transición» ni eufemismos parecidos). Un bañador en Palomares para recordar su «figura»…
¿Pero el que murió es el mismo Fraga que fue ministro franquista al que le iba la tortura y la amenaza… ¿el mismo que se decía «amo de la calle»?
Ahhhh.
Gracias Maruja, esas palabras lo dicen todo… y por fin alguien las dice… crisis europea… pues si en Grecia se gastaron miles de euros de ayudas en no sé sabe qué, este sr. en 16 años dilapidó otros tantos, la oportunidad para que Galicia realmente fuera una comunidad como es debido, en pagar para mantener su red de alcahuetes y su reino de taifas, exactamente un auténtico cacique. No robó dicen (aunque permitió que sus conselleiros lo hicieran), pero mal gastó, llenó Galicia de carreteras por las que no pasan coches, de urbanizaciones deshabitadas, de montes quemados y esquilmados por papeleras sin exigir reposición de bosques, parques industriales vacíos pero que había que construír para que sus alcaldes mantuvieran su caciquismo local, etc, etc, etc… y no olvidemos, por favor, que el sr. Feijóo fue su conselleiro y vicepresidente.
Las cosas claras y el chocolate espeso
El juicio que Manuel Fraga Iribarne nunca tuvo:
http://joseluisregojo.blogspot.com/2012/01/el-juicio-que-manuel-fraga-iribarne.html
Leí que Fraga había ‘modernizado’ Galicia. No sabía si partirme de la risa o echarme a llorar. Fui testigo, allá en la Américas, de su caciquismo total y fulminante. Su ‘delegado’ para los emigrantes, o sea, el tipo que iba a buscar votos, metía mano al bolsillo, sacaba un fajo de billetes que te dejaba con los ojos como los de Marujita Díaz, y repartía entre los necesitados, que eran todos. Eso sucedía en La Habana. Doy fe.