Aquí tenéis el primer párrafo de mi artículo de hoy:

La complejidad de los sentimientos, y del pensamiento, así como el afán de detenernos a examinar lo que acabamos de sentir -esa delicada urdimbre de la evolución humana- no es algo que debamos lamentar, ni que podamos soslayar. Porque supone el triunfo de la razón contra la fuerza bruta, es la prueba de que hemos salido de la caverna, y de que, reconociendo que la gruta abismal nos pisa los talones, trabajamos para no regresar al oscurantismo. Por esa mente febril que se nos pone y ese apretujón en las entrañas sabemos que luchamos contra el retroceso con la mejor herramienta de que disponemos: el entendimiento, la información contrastada, la duda, las preguntas. No se duerme bien, con esa carga, pero el desvelo es muy conveniente.

Completo lo hallaréis, como siempre, en eldiario.es