Gonzaleggggg Pons

El Partido Popular moviliza a su pitbull de cabecera -que oscurece al propio Martínez Pujalte- para que ladre todo lo fuerte que pueda contra el político del PSOE al que ninguno de los eximios peperos alcanza a cepillar la suela del zapato, y el único que, hoy por hoy, puede poner en peligro su proyecto de recuperar el poder: Alfredo Pérez Rubalcaba. Estos furiosos y frenéticos ataques por parte de -eggggs- González Pons tienen la virulencia de la generación PP forjada al socaire de la contundente consigna moral del amo -«sin complejos»-, y el veneno de las viejas furias cavernarias. Tanto a Martínez Pujalte como a González Pons los trae a la política nacional un viento emponzoñado: el Llevant. Murcia y Valencia tuvieron el honor de ver nacer a estos dos ejemplares de la mala semilla que por allí ha crecido, extendiéndose desde que aquel lugar llamado Oropesa fue objeto -y no porque sí- de las atenciones del innombrable y su extraña familia.