«El mundo siempre va una copa detrás de mí»
Bacall, Bogart y Capote
Acabo de leer en Vanity Fair en inglés, el de marzo -especial cine, como cada año-, una estupenda entrevista de Matt Tyrnauer a una octogenaria y muy lúcida Lauren Bacall. El entrevistador, que es muy fino pero no se arredra ante el mito, se atreve a comentarle la anécdota que Truman Capote contaba -y el autor de Música para camaleones era un lenguaraz poco fiable en materia de fardes-, muy divertida -fuese o no real- sobre cómo le hizo un blow job a Humphrey Bogart. La historia es la siguiente. En una noche dura de copas -conociendo la fama de ambos la podemos imaginar-, Capote le propuso a Boggie un mano a mano de eso que hacen los tíos de las pelis de John Ford con los brazos, agarrándose e intentando tumbar al adversario. El novelista le dijo que si ganaba a Humphrey, éste permitiría que le hiciera el trabajo. Perdió el actor, y según Capote ambos subieron al altillo y ello ocurrió. La respuesta de Lauren Bacall es una rotunda y ronca carcajada, seguida de una tranquila negativa, seguida de otra anécdota. Y es que, estando Bogart y Noel Coward -el famoso, ingeniosísimo escritor y hombre de mundo, completa y abiertamente gay- compartiendo habitación en casa de un amigo común –Clifton Webb-, que daba una fiesta, Noel le puso a Humphrey la mano en una rodilla. El otro declinó gentilmente: «Si me gustaran los hombres, tú serías el primero. Pero ocurre que me gustan las chicas».
Es por estas cosas, entre otras, que Vanity Fair es mi revista predilecta.