Por encima de la ideología está el arte
Pues a mí siempre me gustó John Wayne, y a Heston, en sus primeras películas, le encontraba muy macizo, aunque a partir de Moisés y Ben-Hur dejé de seguirle. John Ford era estupedo como cineasta. Y Vargas Llosa es un gran novelista. Elia Kazan fue un chivato al servicio del macartysmo pero hizo películas geniales, y Jules Dassin fue un gran hombre de izquierdas y sufrió las listas negras de Hollywood pero como cineasta era un mediocre. Pero, que yo sepa, ni la señora Thatcher ni el señor Hoover fueron artistas, como no sea del horror. A mí, que Clint Eastwood dirija la biografía del último me parece coherente. Lo que le pasa es que, como artista, es tan sensible que no puede evitar hacer las cosas bien. A los artistas no les votamos: nos beneficiamos de su talento, piensen lo que piensen y mientras no vengan a tocarnos las narices. Y es con eso con lo que uno debe quedarse: Clint y Meryl están para siempre en la memoria, asomados a un puente de Madison County.
Y ahora me retiro dignamente que me toca corregir el libro ya enmaquetado.