La fiesta del Premio Nadal 2011
Es un acto que me gusta mucho porque siempre me rodean buenos amigos, gente de mi generación, los que vamos quedando. En mi mesa, encantada de la vida. A mi lado, Ana María Matute -«qué suerte tenemos, Maruja, los que podemos escribir», me dijo, cuando farfullé algo sobre el estado de las cosas-, con su sobrina y el marido de ésta; Daniel Giralt-Miracle y señora; el matrimonio Revés, él superjefe en el área editorial de Planeta y buen amigo; mis amigos de toda la vida Elisenda Nadal y Jesús Ulled, y last but not least, el corresponsal de La Vanguardia en Oriente Medio, Tomás Alcoverro, que vive en Beirut desde hace treinta años y con quien he compartido Imperecederos Asuntos Históricos e incluso Histéricos en la capital de Líbano. Lo pasé bárbaro y os subo un pequeño chismeo gráfico. Ah, me encanta que haya ganado Alicia. Es un puntazo, tiene una inteligencia fina fina fina.
Yo iba vestida con una blusa de seda roja, pajarita, leggins negros con botas de ante granate por encima y, definitivo, una levita de frac que ya me puse -reciclo como Letizia- cuando presentamos en el año catapún, en el Ritz de Madrid, el tercer volumen de las memorias de Terenci. La llevo -con muchos años menos- en la famosa foto en que Moix hace ver que toca el piano y Luis Antonio de Villena, Rosa Regàs y yo cantamos con él.
Qué de recuerdos.