Después
Aquí tenéis el primer párrafo:
Los avatares de la campaña han conducido al avatar de Mariano Rajoy a hablar en tono más pausado que de costumbre, utilizando una voz de víctima, y un tono muy bajo, monocorde, herido, de hombre noble que asiste, atónito, al linchamiento de su honor y el vilipendio de su fama. Este presidente indecentado que hallé el miércoles, al sintonizar a Pepa Bueno, me despistó tremendamente, lo cual que seguí escuchándole durante un par de minutos, hasta que, aunque mucho más cansinamente, se produjeron las ocurrencias de esto sí pero a lo mejor no pero si tampoco mire usted, que fueron cayendo, vacías, como pieles de gamba del mostrador a las baldosas. Era él, aunque en su nueva versión de llaga en el costado y corona de espinas, y me precipité a extinguir la radio porque, gente de mi vida, pese a todo reptileaba Rajoy como de costumbre en la pureza de la mañana, y yo tengo ya decididas mis aversiones.
Entero, en eldiario.es